respecto al momento en que comienza la vejez, puesto que esto dependerá de múltiples factores como la alimentación, la profesión ejercida, las vivencias, la forma de afrontar la vida…
De esto podemos deducir que la edad cronológica no define el envejecimiento, si bien en nuestra sociedad parece que se acepta como punto de comienzo de esta etapa de la vida el momento correspondiente a la jubilación, es decir entendemos que la tercera edad comienza a los 65 años.
La OMS distingue la edad media entre los 45 y los 59 años, ancianos entre 60 y 74 años y muy ancianos entre 75 y 90 años.
Lacasagne distingue: primavera entre los 60 y 70 años, años verdes entre los 70 y 75, verdadera vejez entre los 75 y 80, y cuarta edad más de 80 años (mientras la persona conserva la autonomía) y quinta edad (cuando la persona se convierte en dependiente).
Estas definiciones son más bien teóricas pues el envejecimiento es individual y afecta de diferente forma a cada persona.
La vejez es un problema crucial de la modificación profunda del esquema corporal, como sistema y función. Pero la vejez más que un problema de edad y que un cuerpo que envejece, es un problema filosófico de la condición humana como consecuencia de una serie de rupturas sucesivas.
Se asiste a una desvitalización, y a una pérdida de funciones del cuerpo como medio de acción. Es decir en la vejez aparecen problemas fisiológicos, existe un malestar objetivo, y también aparece un malestar subjetivo.
En el plano social, la vejez varía según los criterios y las civilizaciones. En el siglo XVIII se
considera que la vejez comenzaba a los 30 años, en el S. XIX a los 50, y en el S. XX, se considera viejo cuando llegas a los 70 años.
La vejez es más un proceso que un estado, el envejecimiento como modificación de la condición de la existencia, es un proceso normal de la vida, que se caracteriza por modificaciones involutivas de orden anatómico, fisiológico, neurológico y psíquico.
La forma de envejecer depende de múltiples factores como la herencia, la forma de vida, el estrés, etc.
Según pasan los años el cuerpo experimenta cambios en la persona, el cuerpo se transforma y aparece una nueva imagen: arrugas, pelo canoso, etc, disminuyen facultades como olvidos, cansancio, etc.
Con la llegada de la jubilación las personas tendrán más tiempo para realizar actividades, pero en ocasiones muchos ancianos no saben en que emplear su tiempo.
Un mensaje importante a transmitir a una persona mayor es la importancia de mantenerse activo en su vida cotidiana, se debe mantener un estado saludable tanto en el cuerpo como en la mente para favorecer de esta forma un envejecimiento saludable.
Aunque la capacidad física va disminuyendo con la edad, es cierto que se relaciona la inactividad física más con la inapetencia de realizar ejercicio que con la dificultad de poder desempeñarlo.
¿Qué beneficios comporta el ejercicio físico en el anciano?,
- Mejora la sensación de bienestar.
- Mejora la salud tanto física como psicológica de la persona
- Ayuda a mantener un estilo de vida independiente
- Reduce el riesgo de padecer alteraciones cardíacas e hipertensión.
- Ayuda a controlar enfermedades como la obesidad, diabetes, hipercolesterolemia…
Los principales riesgos de un ejercicio excesivo son:
- Riesgo cardiovascular latente
- Valorar la existencia de osteoporosis ya que esta enfermedad se caracteriza por una disminución de la masa ósea, y hace que los huesos afectados sean más porosos y se fracturen con mayor facilidad. Pequeños traumatismos podrían convertirse en lesiones importantes
Extraido de: FIAPAM (Federación Iberoamericana de Asociaciones de Personas Mayores)
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